MONSEÑOR URIEL GARCÍA
POR GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA
OBISPO DIOCESANO DE LA DIÓCESIS DE DOLORES
Queridos hermanos todos:
El Señor nos hace un llamado a través del Evangelio de (Lucas 2,1-20), para preparar nuestro corazón, preparar ese humilde pesebre, donde acogemos y lo recibiremos en nuestras vidas al Mesías y poder responder con generosidad “aquí estoy Señor para hacer tu voluntad” (Sal 39).
En el Evangelio de San Lucas, nos narra el nacimiento de Jesús: "Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había ningún lugar para ellos en el mesón." La humildad y la sencillez marcan la llegada del Salvador, mostrando la cercanía y la bondad de Dios hacia los pobres y sencillos.
Hermanos en la fe, ya estamos por terminar el tiempo de Adviento, un tiempo para prepararnos con esperanza y alegría para recibir a Emmanuel, al Mesías, en nuestro corazón. ¿Realmente estás preparado? ¿Reconoces a Jesús en los demás, especialmente los necesitados? Muchas veces pensamos en adornar nuestros hogares, lucirnos ante los vecinos; poniendo luces y preparando una cena extravagante, y eso no nos pide el señor, nos pide algo mucho más valioso: preparar nuestro corazón, preparar su humilde pesebre.
Muchas veces no sabemos cómo hacerlo, pero la respuesta más sencilla y realmente eficaz es el silencio y la oración. En medio del ruido, el Señor quiere encontrarnos en el silencio, en la oración donde podemos escuchar la voz que nos dice: Aquí estoy, a la puerta de tu corazón, y llamo (Apocalipsis 3:20).
También podemos encontrarlo en los actos de bondad y carita, recordemos que Emmanuel significa "Dios con nosotros", también significa "Dios en el hermano". Cada pequeño acto de amor, cada ayuda al necesitado, es una forma de darle posada a Jesús.
Hermanos, así como limpiamos nuestra casa para recibir visitas importantes, para lucirnos con los demás, así limpiemos nuestro corazón de todo lo que lo ensucia: ese orgullo, ese rencor, esa envidia, esa indiferencia. Jesús quieren nacer en un corazón limpio y humilde como aquel pesebre en Belén.
Hoy más que nunca es necesario que vivamos en este santo servicio, ofrecido por amor a la Iglesia y a los hermanos, adquiriendo un verdadero y autentico compromiso, expresando nuestra fidelidad a la Iglesia y respondiendo al mandato de Jesucristo: “vayan a todos los lugares y anuncien la nueva buena” (Mc 16,15).
Dado en Dolores, a los diecisiete (17) días del mes de diciembre del año dos mil veinticuatro (2024)
✠ Mons. Uriel García
Obispo Diocesano