ASUNTO N.º 2/2024


MONSEÑOR URIEL GARCÍA
POR GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA
OBISPO DIOCESANO DE LA DIÓCESIS DE  DOLORES

Queridos hermanos todos:

El Señor les hace un llamado a los nuevos ministros consagrados a través de la siguiente sita bíblica (Hebreos 5:1-4), para recordarnos que todo ministerio es un don de Dios y una vocación divina. 

En la sita bíblica de Hebreos, nos narra lo siguiente: “Porque todo sumo sacerdote es tomado de entre los hombres y es constituido a favor de los hombres en las cosas que a Dios se refieren... Nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón.” Esto nos recuerda que el ministerio sacerdotal y el ministerio diaconal no es una elección personal ni un logro humano, sino un llamado divino.

Hermanos en la fe, hoy es un día de inmensa regocijo para nuestro clero diocesano, un día que marca un momento de alegría en la vida de nuestra diócesis y de aquellos que han sido llamados por Dios al ministerio diaconal y sacerdotal. Mas que una fiesta, hoy es un momento para evaluar nuestro compromiso con el servicio de la iglesia y al servicio al prójimo.

Hoy celebramos el "si" de nuestros nuevos hermanos consagrados, pero también somos invitados a renovar nuestro propio "". Todos, desde nuestras vocaciones particulares, somos parte de este cuerpo vivo que es la Iglesia. Cada uno de nosotros tiene un papel importante en la construcción del reino de Dios.

Los nuevos ministros nos inspiran con su entrega y su alegría, para que sigamos su ejemplo, sirviendo con el corazón generoso, confiando en que Dios multiplicara nuestras fuerzas y que bendecirá nuestras obras. No importa que tan grande o tan pequeña sea nuestro servicio, siempre y cuando se haga con amor.

Queridos hermanos, cuando hacemos un servicio con amor, es por que Dios a tocado lo mas profundo de nuestro corazón. Estimados diáconos y sacerdotes, hoy los invito a que redescubramos nuestro servicio. Serán muchas veces las oportunidades que tendremos para tender la mano al prójimo, de compartir el Evangelio y de ser la luz para los demás.

No tengamos miedo de dar lo mejor de nosotros. Recordemos que servir con alegría no solo transforma la vida de quien ayudamos, sino que también transforma nuestra vida, ay que tomar nuestra cruz con felicidad, sabiendo que estamos contribuyendo al plan de amor que Dios tiene para su pueblo.

Hoy mas que nunca es necesario que vivamos con suma alegría, haciendo nuestro servicio con gran gozo, ofrecido por el amor a la iglesia y a los hermanos, para poder responder al mandato de Jesucristo: "Id, y hacer discípulos a todos los naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo." (Mt 28:19-2)


Dado en Dolores, a los veintidós (22) días del mes de diciembre del año dos mil veinticuatro (2024)

 



 Mons. Uriel García
 Obispo Diocesano

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