Libreto - Vísperas de la Natividad del Señor


                                                                       LIBRETO 

MISA DE LA VIGILIA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
PRESIDIDA POR EL EXCMO. SR. OBISPO URIEL GARCIA
CATEDRAL DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES 
24.12.2024

RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
(Adeste Fideles)

℟. Adeste fideles

Laeti triumphantes
Venite, venite in Bethlehem
Natum videte
Regem angelorum

Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum

En grége relicto
Húmiles ad cúnas
Vocati pastores appróperant
Et nos ovánti
Grádu festinémus 

Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum

Aetérni Paréntis
Splendórem aetérnum
Velátum sub cárne vidébimus
Déum infántem
Pánnis involútum

Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum


El Obispo: 
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 
℟. Amén.

La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo nacido para nuestra salvación, este con todos ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

ACTO PENITENCIAL

El Obispo:
Hermanos, para que podamos celebrar dignamente la fiesta de la Natividad del Señor, reconozcamos nuestras culpas y pidamos perdón a Dios y a la Iglesia.
(Todos se arrodillan y hacen una pausa de silencio).

todos dicen en común la fórmula de la confesión general: 
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.  Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. 

El Obispo:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. 
℟. Amén.
KYRIE
(Missa de Angelis)

Kyrie, eleison
KYRIE, ELEISON
KYRIE, ELEISON

Christe, eleison
CHRISTE, ELEISON
CHRISTE, ELEISON

Kyrie, eleison
KYRIE, ELEISON
KYRIE, ELEISON

GLORIA
(Missa de Angelis)

Gloria in excelsis Deo,
et in terra pax hominibus bonae voluntatis.
Laudamus te,
Benedicimus te,
Adoramus te,
Glorificamus te,
Gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam,
Domine Deus, Rex caelestis, Deus Pater omnipotens.
Domine fili unigenite, Jesu Christe,
Domine Deus, Agnus Dei, Filius patris,
Qui tollis peccata mundi, miserere nobis.
Qui tollis peccata mundi, suscipe deprecationem nostram.
Qui sedes ad dexteram Patris, miserere nobis.
Quoniam tu solus sanctus,
Tu solus Dominus,
Tu solus Altissimus, Jesu Christe,
Cum Sancto Spiritu in gloria Dei Patris. Amen.

ORACIÓN COLECTA

Terminado el himno, el Obispo, con las manos juntas, dice: 
Oremos.
 
Y todos, junto con el Obispo:, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo. Después el Santo Padre, con las manos extendidas, dice la oración colecta:  
 Dios, que en la noche de la Navidad has venido al mundo como luz en las tinieblas, concede a tus fieles que, iluminados por la fe, puedan reconocerte y seguirte en el camino de la salvaciónPor nuestro Señor Jesucristo, tu hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
℟. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
(Isaías 9, 1-6)

Un hijo nos ha sido dado

Del libro del profeta Isaías 

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que habitaban en tierra de sombras, una luz resplandeció. Multiplicaste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia como se gozan en la siega, como se alegran al repartirse el botín. Porque el yugo que pesaba sobre él, la vara sobre su hombro y el bastón de su opresor, los quebrantaste como el día de Madián. Porque toda bota que pisa con estrépito y todo manto revolcado en sangre serán quemados, serán pasto del fuego. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el principado, y su nombre es: “Maravilla de Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de la Paz”. Grande es su poder, y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y sostenerlo con derecho y justicia desde ahora y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos hará esto.

℟. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
(Sal 95)

℟. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor:

           Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid

           su nombre. R/.

Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R/.

Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque. R/.

Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. R/.

 

SEGUNDA LECTURA
(2, 11-14)

La gracia de Dios se ha manifestado 
para todos los hombres

De la carta del apóstol san Pablo a Tito:

Se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo, el cual se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo de su propiedad, dedicado enteramente a las buenas obras.

Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO


Aleluya, aleluya, aleluya.

Mañana será destruida la maldad en la tierra y reinara sobre nosotros el Salvador del  mundo.

Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIO
(Lucas 2, 1-14)

Darás a luz un hijo y le pondrás de nombre Jesús
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

 Lectura del Santo Evangelio según San Lucas:
℟. Gloria a ti, señor.

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. 

Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada. En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. 

De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: “No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.

℣. Palabra del Señor.
℟. Gloria a ti, Señor Jesús.


HOMILIA

Momento de silencio para la reflexión personal.

PROFECION DE FE...

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del
cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo,
nuestro Señor, que fue concebido por obra del Espíritu Santo,
nació de la Virgen María, (Genuflexión)
padeció bajo el poder Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos,
al tercer día resucito de entre los muertos, subió a los cielos 
y esta sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso.

Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida eterna.
℟. Amen


LITURGIA EUCARÍSTICA

CANTO DE OFERTORIO
(Bendito seas, Señor - F. Palazón)

BENDITO SEAS, SEÑOR,
POR ESTE PAN Y ESTE VINO
QUE GENEROSO NOS DISTE
PARA CAMINAR CONTIGO,
Y SERÁN PARA NOSOTROS
ALIMENTO EN EL CAMINO.

Te ofrecemos el trabajo,
las penas y la alegría,
el pan que nos alimenta
y el afán de cada día. ℟.

Te ofrecemos nuestro barro
que oscurece nuestras vidas
y el vino que no empleamos
para curar las heridas. ℟.

Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al Obispo, a los con-celebrantes y al pueblo.

El Obispo:
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Luego el Obispo, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:  
Señor, que has dignado venir a 
nosotros en la humildad de nuestra
condición, acepta estas ofrendas que 
te presentamos en acción de gracias, y
haz que, al participar en los misterios 
de tu Encarnación, seamos renovados
en espíritu y en verdad. Por Jesucristo, 
nuestro Señor.
℟. Amén. 

PREFACIO
I de Navidad

℣. El señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.

El Obispo prosigue el prefacio, con las manos extendidas:  
En verdad es justo y razonable que te demos gracias,
Señor, por que en la noche de
Navidad, has iluminado el mundo con 
 la luz de tu Hijo, y has hecho que la 
humanidad sea participe de la divinidad.

Porque en la encarnación de tu Hijo,
has mostrado tu amor y tu misericordia
hacia nosotros, y has hecho que la luz
de la verdad brille en nuestro corazón.

Por eso, nosotros, Señor,
con los ángeles y los santos cantamos tu gloria diciendo:

SANCTUS
(Missa de Angelis)

Sanctus, Sanctus, Sanctus
Dominus, Deus Sabaoth

Pleni sunt cæli et terra gloria tua
Hosanna, in excelsis

Benedictus qui venit in nomine Domini
Hosana, in excelsis

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

El Obispo, con las manos extendidas, dice:  
SANTO eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus crea turas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice: 
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti,  

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan en el Cuerpo  la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.

Que en esta noche santa la Virgen María dio a luz al Salvador del mundo


Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos. 

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.

Después prosigue: 
Del mismo modo, acabada la cena, 

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos. 

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.

Luego dice: 
Éste es el Misterio de la fe. Cristo nos redimió.
℟. Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.

Después el Obispo, con las manos extendidas, dice: 
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo. 

Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu. 

C1: Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.

C2: Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Benedicto, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo. 

 A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,  

Junta las manos. 
por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes. 

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. 
℟. Amén.  


RITO DE COMUNIÓN

Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, elObispo, con las manos juntas, dice:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó: 

Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
℟. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.  

Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os dejo, mi paz os doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. 

Junta las manos. 
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟. Amén. 

El Obispo, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, añade: 
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
℟. Y con tu espíritu. 

Luego, el diácono añade: 
Dense fraternalmente la paz.

AGNUS DEI
(Missa de Angelis)

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis. 

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis. 

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: dona nobis pacem.

El Santo Padre hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará paraZxc sanarme.


CANTO DE COMUNIÓN
(Responsum accepit Simeon)

Responsum accepit Simeon a Spiritu Sancto, 
non visurum se mortem,

nisi videret Christum Domini.

Et cum inducerent puerum in templum,
accepit eum in ulnas suas
et benedixit Deum, dicens:

 Nunc dimittis servum tuum, Domine,

secundum verbum tuum in pace:
Quia viderunt oculi mei salutare tuum,
Quod parasti ante faciem omnium populorum,
Lumen ad revelationem gentium,
et gloriam plebis tuae Israel.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Luego, de pie en la sede, el Obispo, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
 
Y todos, junto con el Obispo, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se hubiera hecho antes. Después el Obispo, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:
Señor y Dios nuestro, que nos has alimentado 
en esta noche santa con los misterios de tu Palabra
y de tu Cuerpo, concédenos vivir siempre
unidos a Él en la tierra, para que podamos 
participar plenamente de su gloria en el cielo. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN

Después tiene lugar la despedida. El Obispo, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:  
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tú espirítu .
 
El diácono dice:  
Inclínense para recibir la bendición.

℣. Que el Dios de infinita bondad, que disipó las tinieblas
del mundo con la encarnación de su Hijo, y 
con su glorioso nacimiento iluminó esta noche santa,
aleje de nosotros las tinieblas del pecado e ilumine
nuestros corazones con la luz de su gracia.
℟. Amén.

℣. Que el que encomendó a los ángeles anunciar
a los pastores la gran alegría del nacimiento
del Salvador, los llene de su gozo y los haga
mensajeros del Evangelio.
℟. Amén.

℣. Y que el que por la encarnación de su Hijo
reconcilió lo humano y lo divino, les conceda la paz, 
la alegría y la participación plena en su gloria celestial.
℟. Amén.

℣. Y a todos ustedes, que están aquí reunidos, los bendiga Dios todopoderoso, Padre, + Hijo, + y Espíritu + Santo,
℟. Amén.

Luego el diácono vuelto hacia el pueblo, dice:
Glorifiquen al Señor con sus vidas, pueden ir en paz.
℟. Demos gracias a Dios.
Después el Obispo venera el altar con un beso, como al comienzo. Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira. 



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