Libreto - Aniversario de Consagración de la Catedral

                                               


LIBRETO 
MISA SOLEMNE EN EL ANIVERSARIO DE LA CATEDRAL
PRESIDIDA POR EL EXCMO. SR. OBISPO URIEL GARCIA
CATEDRAL DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES.
31.01.2025

RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
(Advenimus In Domum Dei)

℟. Advenímus in Dómun Dómini, allelúia.
Gaudeámus et exsultémus in Eo, allelúia.
Quia magna est misericórdia Ejus,
et véritas Ejus manet in sǽculum, allelúia..

Lætátus sum in his quæ dicta sunt mihi:
in domum Dómini 
Stantes erant pedes nostri:
in átriis tuis, Jerúsalem.
Fiant pacífica murórum tuórum:
et abundántia in túrribus tuis.

℟. Propter fratres meos et próximos meos:
loquébar pacem de te.
Propter domum Dómini Dei nostri:
quæsívi bona tibi.

Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto:
sicut erat in princípio, et nunc, et semper,

et in sǽcula sæculórum. Amen.℟.


El Obispo: 
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 
℟. Amén.

La paz esté con todos ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

ACTO PENITENCIAL

El Obispo:
Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos.

Pausa de silencio.

todos dicen en común la fórmula de la confesión general: 
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.  Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. 

El Obispo:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. 
℟. Amén.
KYRIE
(Missa de Angelis)

Kyrie, eleison
KYRIE, ELEISON
KYRIE, ELEISON

Christe, eleison
CHRISTE, ELEISON
CHRISTE, ELEISON

Kyrie, eleison
KYRIE, ELEISON
KYRIE, ELEISON

GLORIA
(Missa de Angelis)

Gloria in excelsis Deo,
et in terra pax hominibus bonae voluntatis.
Laudamus te,
Benedicimus te,
Adoramus te,
Glorificamus te,
Gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam,
Domine Deus, Rex caelestis, Deus Pater omnipotens.
Domine fili unigenite, Jesu Christe,
Domine Deus, Agnus Dei, Filius patris,
Qui tollis peccata mundi, miserere nobis.
Qui tollis peccata mundi, suscipe deprecationem nostram.
Qui sedes ad dexteram Patris, miserere nobis.
Quoniam tu solus sanctus,
Tu solus Dominus,
Tu solus Altissimus, Jesu Christe,
Cum Sancto Spiritu in gloria Dei Patris. Amen.

ORACIÓN COLECTA

Terminado el himno, el Obispo, con las manos juntas, dice: 
Oremos.
 
Y todos, junto con el Obispo:, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo. Después el Santo Padre, con las manos extendidas, dice la oración colecta:  
Oh Dios, que en este día nos llamas a recordar con alegría la dedicación de esta santa catedral, la casa que has edificado para tu gloria y el hogar donde tu pueblo se reúne como Iglesia viva; concédenos, por tu gracia, permanecer firmes como piedras vivas en el templo espiritual de tu Hijo, y que, unidos en la fe y el amor, seamos testigos de tu presencia en el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
℟. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
(Reyes 8, 22-23. 27-30)

“Has querido habitar en medio de nosotros”

Lectura del primer libro de los Reyes:

En aquellos días, Salomón se puso de pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo:
"Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra. Tú eres fiel a tu alianza y misericordioso con tus siervos, cuando caminan delante de ti con todo su corazón.

Pero, ¿es verdad que Dios puede habitar sobre la tierra? Si ni los cielos ni los cielos de los cielos pueden contenerte, cuánto menos esta casa que yo te he edificado. Sin embargo, Señor, Dios mío, escucha la súplica de tu siervo y su oración. Atiende el clamor y la oración que tu siervo dirige hoy a tu presencia.

Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta casa, sobre este lugar del que has dicho: ‘Ahí estará mi nombre’. Escucha la oración que tu siervo te dirige en este lugar. Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel, cuando oren en este lugar. Escucha tú desde el cielo, donde tienes tu morada; escucha y perdona".

 
Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
(Salmo 83)

℟. Qué agradable, Señor, es tu morada.

Mi alma suspira y se consume por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne gritan de alegría al Dios vivo. ℟.

Hasta el gorrión encuentra una casa,
la golondrina un nido donde colocar sus polluelos:
junto a tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. ℟.

Dichosos los que habitan en tu casa,
te alabarán por siempre.
Dichoso el que encuentra en ti su fuerza,
caminan de baluarte en baluarte. 
℟.

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa.
El Señor es sol y escudo,
el Señor da la gracia y la gloria. 
℟.

SEGUNDA LECTURA
(Corintios 3, 9c-11. 16-17)

“Ustedes son templo de Dios”

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios:

Hermanos:
Ustedes son edificio de Dios. Según el don que Dios me ha dado, yo, como buen arquitecto, puse los cimientos, y otro construye sobre ellos. Pero que cada quien se fije cómo construye. Nadie puede poner otro cimiento fuera del que ya está puesto, que es Jesucristo.

¿No saben acaso que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruya el templo de Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios es santo, y ustedes son ese templo.

Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO


Aleluya, aleluya, aleluya.

Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bienes espirituales.

Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIO
(Juan 2, 13-22)

“Hablaba del templo de su cuerpo”
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

  Del Santo Evangelio según san Juan:
℟. Gloria a ti, señor.

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, junto con sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo:
"Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre".

En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.

Después intervinieron los judíos para preguntarle:
"¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?"

Jesús les respondió:
"Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré".

Replicaron los judíos:
"Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?"

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho aquello, y creyeron en la Escritura y en las palabras que él había dicho.

℣. Palabra del Señor.
℟. Gloria a ti, Señor Jesús.


HOMILIA

Momento de silencio para la reflexión personal. 


ORACIÓN DE LOS FIELES

El Obispo invita a los fieles a orar:
Hermanos, en este día en que celebramos con gozo el aniversario de la consagración de nuestra catedral, elevemos nuestras súplicas a Dios, que ha querido hacer de este templo un signo de su presencia entre nosotros.

℟. Dominum deprecemur. Te rogamus, audi nos.

1. Por la Santa Iglesia de Dios, que, edificada sobre Cristo, piedra angular, se mantenga siempre fiel a su misión de anunciar el Evangelio y sea en el mundo un signo visible de la unidad y la salvación. Que, fortalecida por la gracia del Espíritu Santo, sea un faro de luz para los que buscan la verdad y la paz. Roguemos al Señor. ℟.

2. Por el Papa Benedicto, nuestro obispo Uriel y todos los pastores de la Iglesia, para que, con sabiduría y entrega, guíen al pueblo de Dios por el camino de la fe, la esperanza y la caridad. Que su ministerio sea fecundo y siempre orientado hacia la gloria de Dios y el bien de las almas. Roguemos al Señor. ℟.


3. Por nuestra comunidad diocesana, que se reúne en este santo templo, para que, como piedras vivas de la Iglesia, crezcamos en comunión, generosidad y servicio, construyendo juntos un mundo más justo y fraterno, reflejo del amor de Dios. Que esta catedral siga siendo un lugar de encuentro, oración y santificación. Roguemos al Señor.℟.

4. Por todos aquellos que entran en esta catedral con el corazón cargado de preocupaciones, dolor o incertidumbre, para que aquí encuentren consuelo, fortaleza y la paz que solo Dios puede dar. Que este templo sea siempre casa de misericordia y acogida, donde todos descubran el amor de Dios y la ternura de su Madre Santísima. Roguemos al Señor. ℟.

5. Por los benefactores y todos los que han trabajado en la edificación, conservación y embellecimiento de este santo lugar, para que el Señor les bendiga abundantemente, recompensando su generosidad y fidelidad, y les conceda la gracia de permanecer firmes en la fe hasta alcanzar la gloria del cielo. Roguemos al Señor.   ℟.

6. Por nuestros hermanos difuntos, especialmente por los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles que han servido en esta catedral a lo largo de los años, para que el Señor les conceda el descanso eterno y les haga partícipes de la liturgia celestial, donde cantarán por siempre su gloria. Roguemos al Señor.. ℟.

 Termina la plegaria universal el Obispo concluye:
Dios Padre, que has querido hacer de esta casa un lugar sagrado donde tu pueblo te adore y encuentre tu gracia, escucha nuestras súplicas y concédenos que, fortalecidos en la fe, vivamos siempre como verdaderos templos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

LITURGIA EUCARÍSTICA

CANTO DE OFERTORIO
()

Dextera Domini fecit virtutem,
dextera Domini exaltavit me.
Non moriar, sed vivam,
et narrabo opera Domini.

Sed signifer sanctus Michael
repraesentet eas in lucem sanctam,
quam olim Abrahae promisisti
et semini eius.


Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al Obispo, a los con-celebrantes y al pueblo.

El Obispo:
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Luego el Obispo, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:  
Recibe, Señor, estos dones que tu pueblo fiel te presenta en este día de fiesta, al celebrar con gozo el aniversario de la consagración de esta santa catedral. Que esta ofrenda, signo de nuestra gratitud y amor, se transforme, por el poder de tu Espíritu, en el Sacramento de nuestra salvación, y nos haga crecer como templos vivos de tu presencia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén. 

PREFACIO
I de las Ordenaciones

℣. El señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espiritu.

℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.

El Obispo prosigue el prefacio, con las manos extendidas:  

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque en este día nos concedes celebrar con alegría el aniversario de la consagración de esta catedral, casa de oración edificada para tu gloria, signo visible de la Iglesia peregrina en la tierra y templo santo donde habitas en medio de tu pueblo.

Aquí, Señor, vas construyendo un edificio espiritual con aquellos que, unidos por un mismo bautismo, son piedras vivas de tu Iglesia; aquí renuevas los corazones de tus fieles con la gracia de los sacramentos y los alimentas con la Palabra y el Cuerpo de tu Hijo, para que, transformados en templo de tu gloria, lleguen un día a la Jerusalén celestial.

Por eso, nosotros, Señor,
con los ángeles y los santos cantamos tu gloria diciendo:

SANCTUS
(Missa de Angelis)

Sanctus, Sanctus, Sanctus
Dominus, Deus Sabaoth

Pleni sunt cæli et terra gloria tua
Hosanna, in excelsis

Benedictus qui venit in nomine Domini
Hosana, in excelsis

PLEGARIA EUCARÍSTICA I O CANON ROMANO

El Obispo
Te pedimos, Padre misericordioso, humildemente por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor,
que aceptes y bendigas estos dones, estas ofrendas santas y puras,
que te ofrecemos ante todo por tu Iglesia santa y católica;
para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad
y la gobiernes en el mundo entero,
con tu servidor, el Papa N.,
conmigo, tu indigno siervo, y todos los que fielmente cuidan de
 la fe católica y apostólica.

CONCELEBRANTE 1:
Acuérdate, Señor, de tus hijos.

Junta las manos y ora unos momentos por quienes tiene la intención de orar.

Y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos,
por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza, a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.

CONCELEBRANTE 2:
Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, San José;
la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián, y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección.

El Obispo continua: 
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus servidores y de toda tu familia santa;
ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.

El Obispo y los concelebrantes extienden las manos sobre las ofrendas, y dice: 
Bendice y santifica esta ofrenda, Padre,
haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti,
de manera que se convierta para nosotros en el Cuerpo y la Sangre
de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.

Él mismo, la víspera de su Pasión,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
tomó pan en sus santas y venerables manos, y, elevando los ojos al cielo,
hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:

TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.

Después prosigue: 
Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos,
dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos, diciendo:

TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.

Luego dice: 
Éste es el Misterio de nuestra fe, Cristo nos redimió
℟. Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.

Después el Obispo, con las manos extendidas, dice: 
Por eso, Padre, nosotros, tus servidores,
y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial
de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa
resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos,
te ofrecemos, Dios de gloria y majestad,
de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.

Mira con ojos de bondad esta ofrenda
y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel,
el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.

El Obispo se inclina un poco y dice:
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso,
que esta ofrenda sea llevada a tu presencia,
hasta el altar del cielo, por manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición

CONCELEBRANTE 3: 
Acuérdate también, Señor,
de tus hijos, que nos han precedido con el signo de la fe
y duermen ya el sueño de la paz.

Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene intención de orar.

A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo,
concédeles el lugar del consuelo,
de la luz y de la paz.

CONCELEBRANTE 4: 
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,

que confiamos en tu infinita misericordia,
admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires,
Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé,
Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro,
Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia, y de todos los santos;
y acéptanos en su compañía,
no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.

El Obispo:
Por Cristo, Señor nuestro.
Por quien sigues creando todos los bienes,
los santificas, los llenas de vida, los bendices
y los repartes entre nosotros.

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. 
℟. Amén.  


RITO DE COMUNIÓN

Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, elObispo, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación y siguiendo sus divinas enseñanzas nos atrevemos a decir:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
℟. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.  

Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os dejo, mi paz os doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. 

Junta las manos. 
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟. Amén. 

El Obispo, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, añade: 
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
℟. Y con tu espíritu. 

Luego, el diácono añade: 
Dense fraternalmente la paz.

AGNUS DEI
(Missa de Angelis)

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis. 

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis. 

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: dona nobis pacem.

El Santo Padre hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.


CANTO DE COMUNIÓN
(Anima Christi)


Anima Christi, sanctifica me.
Corpus Christi, salva me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Iesu, exaudi me.
Intra vulnera tua absconde me.
Ne permittas me separari a te.
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te,
ut cum Sanctis tuis laudem te
in saecula saeculorum.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Luego, de pie en la sede, el Obispo, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
 
Y todos, junto con el Obispo, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se hubiera hecho antes. Después el Obispo, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:
Dios todopoderoso,
que en este santo templo
nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
te pedimos que esta Eucaristía
renueve en nosotros el deseo de ser piedras vivas de tu Iglesia,
para que nuestra comunidad refleje tu gloria
y sea testimonio de tu amor en el mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN

Después tiene lugar la despedida. El Obispo, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:  
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tú espirítu .
 
El diácono dice:  
Inclínense para recibir la bendición.

Dios, que ha querido reunirnos hoy para celebrar 
este aniversario de su santo templo, les 
conceda la gracia de vivir siempre como
 piedras vivas de su Iglesia.
℟. Amén.

℣. Cristo, que en este sagrado lugar se hace
 presente en el misterio de la Eucaristía, los
 fortalezca con su gracia y los haga
 testigos fieles de su amor en el mundo.
℟. Amén.

℣. Y el Espíritu Santo, que habita en sus
 corazones como en un templo santo, los
 llene de su paz y los conduzca un día
 a la Jerusalén celestial.
℟. Amén.

℣. Y a todos ustedes, que están aquí reunidos, los bendiga Dios todopoderoso, Padre, + Hijo, + y Espíritu + Santo,
℟. Amén.

Luego el diácono vuelto hacia el pueblo, dice:
Glorifiquen al Señor con sus vidas, pueden ir en paz.
℟. Demos gracias a Dios.
Después el Obispo venera el altar con un beso, como al comienzo. Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira.

CANTO DE SALIDA
(Peregrini Spei)

Flamma viva spei meae,
hic cantus ad te perveniat,
sinus aeternus vitae infinitae,
iter facio, confido in te.

Omnis lingua, populi et nationes
lucem in tua Verbo semper inveniunt.
Filii, filiae, fragiles, dispersi,
in Filio tuo dilecto recepti.

Flamma viva spei meae,
hic cantus ad te perveniat,
sinus aeternus vitae infinitae,
iter facio, confido in te.


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