ASUNTO N.º 7/2025

                                              

MONSEÑOR URIEL GARCÍA
POR GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA
OBISPO DIOCESANO DE LA DIÓCESIS DE  DOLORES


Queridos hermanos todos:

La Iglesia nos invita a entrar en un tiempo de profunda reflexión y conversión: la cuaresma. Es un camino de cuarenta días que nos prepara para vivir el Misterio Pascual de Cristo, cual es su Pasión, Muerte y Resurrección. Comenzamos este tiempo santo con el Miércoles de Ceniza, día en que se nos recuerda con humildad: "Recuerda que eres polvo y al polvo volverás" (Gn 3,19).

Este signo de la ceniza, que recibimos en la frente, nos llama a reconocer nuestra fragilidad, a la conversión del corazón y a renovar nuestra vida en Cristo. No es solo un acto externo, sino una expresión de nuestro deseo de volver al Señor con sinceridad. La Cuaresma es un tiempo en el que Dios nos da una nueva oportunidad de renacer espiritualmente. Hermanos, este es un momento propicio para examinar nuestra vida con honestidad y preguntarnos: ¿Estamos verdaderamente preparando nuestro corazón para Dios? ¿O nos hemos dejado llevar por la rutina y las distracciones del mundo? Muchas veces caemos en la tentación de vivir la fe superficialmente, sin permitir que la Palabra de Dios transforme nuestra vida. La Cuaresma nos llama a un cambio real, a una conversión profunda que no se quede en palabras, sino que se refleje en nuestras acciones y en nuestro trato con los demás.

El Señor nos pide que vayamos más allá de lo externo y nos adentremos en lo más profundo de nuestro ser. Que no sea solo una Cuaresma de apariencias, sino una auténtica preparación del alma. El Evangelio nos dice: "Cuando ayunes, no pongas cara triste como los hipócritas..." (Mt 6,16). No se trata de cumplir ritos por costumbre, sino de vivirlos con un corazón sincero y arrepentido.

No dejemos pasar esta oportunidad de gracia. Como dice el Señor en el libro de Joel: "Conviértanse a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos" (Jl 2,12). ¿Estamos dispuestos a despojarnos de todo lo que nos aleja de Dios? ¿O seguiremos postergando nuestra conversión para otro momento? Este es el tiempo favorable, este es el día de salvación.

Que esta Cuaresma sea para todos un verdadero tiempo de encuentro con el Señor. Que Él encuentre en nosotros un corazón dispuesto, humilde y generoso. Que la Virgen María, Madre de la Misericordia, nos acompañe en este camino de conversión y nos ayude a responder con generosidad al llamado de su Hijo.


Dado en Dolores, a los dos (02) días del mes de marzo del año dos mil veinticinco (2025)


 Mons. Uriel García
 Obispo Diocesano

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